
La comida es rica, los precios accesibles, pero hay unas señoras que jamás había tenido el DISGUSTO que me atendieran, éramos los únicos en el local, la que prepara las quesadillas llegó de mala gana, al preguntar a la otra señora si podía cambiar una quesadilla, la otra dijo que no, porque ya las había hecho, cosa que jamás nos habían negado, bueno, me quedé con el pedido, pero comeríamos una parte en el lugar y dos quesadillas para llevar, !Pues la señora tenía prisa! Se molestó al pedir que hasta que terminara de comer, pusiera el pedido para llevar.
Al final la quesadillera empezó a mal mirarme con su compañera, por mencionarles que una persona había llegado a preguntar ¿De qué tenían hechas? Pues no es la primera vez que vamos y jamás nos habían tratado mal, mucho menos siendo groseras, ellas seguían en su actitud arrogante, pase a dar mi queja al Sr. Que cobraba, él se disculpó, pero la tipa seguía y seguía, o sea, no se les puede hacer la observación, porque no se prestan para el diálogo, yo fui a comer, no a pelear con las empleadas y es muy triste que por culpa de los que atienden se pierdan clientes, una verdadera lástima, ya que hay un chico que se llama Diego, el cual es muy amable, aunque este llenó de comensales, siempre hace un buen ambiente, siempre amable, respetuoso.
Ojalá la experiencia de otras personas sea grata y los dueños pongan atención en la gente que contratan para trabajar en su local.