Restaurante Valentina, México en Mérida

Nos recibieron Fernando Vargas y Antonio, quienes nos brindaron un excelente servicio desde el primer momento. Mientras esperábamos la comida, Fernando nos contó una fascinante historia sobre la existencia del restaurante y toda la hacienda desde 1640, cómo comenzó como un monasterio franciscano y luego se convirtió en una hacienda dedicada a la producción de fibra de henequén. Recomendamos ampliamente cualquier plato del menú; todo está delicioso y, una vez más (el ambiente del lugar combina lujo moderno con historia), ¡el servicio al cliente es increíble! ¡Sin duda, volveremos!

Servicio excelente, tuvimos una persona con alergia y le brindaron opciones personalizadas. Service top notch, explicaron detalles del platillo, sus procesos y la mesa siempre estuvo impecable.

Una experiencia deliciosa y muy amena. Una cena maridaje con amigos y familia!! Un reencuentro con una amiga hermosa, y una experiencia deliciosa con vino y cena

Todo excelente, increíble servicio y comida, la comida es variada, siempre muy amables y dispuestos a ayudarte en todo

Cata / cena maridaje Muy buena experiencia, el sommelier y chef se acercaron a cada mesa a explicar todo sobre los vinos y la cena, me agradó mucho

Muy bueno, rica comida, buena atención, muy atentos, buena mixologia. Seria buen en tiempo de lluvia apoyen a los invitados con sombrillas

Un gran servicio, la hacienda muy grande y preciosa, comida deliciososa y bien servida buenos precios y muy buen trato por parte de todos en especial de joaquin

Excelente lugar comida y atención al cliente por joaquin🙌🏻

La comida y la atención fue excelente. Nuestro mesero Joaquín, super atento. Gran chef! Tuvo la amabilidad de preparar un platillo independiente para un comensal con problemas médicos.

Lugar agradable, para pasar tiempo en familia y disfrutar de la naturaleza, mitología buena comida buen precio y calidad

Comimos muy bien, ¡y los postres estaban deliciosos! Pero, dado el precio bastante alto y la encantadora y cuidada ubicación en la hacienda Santa Cruz, el servicio debería ser más atento. No es culpa del personal, sino de la descuidada administración... ¡Qué lástima! En fin, el viaje vale la pena.