Lugar muy pequeño y un poco desorganizado, la comida mediante buena, el caldo de gallina que me todo estaba bueno pero el pollo muy duro como de días o mal cocinado, los tacos al pastor tenía muchos cebos.
El dueño o el encargado del lugar regañando enfrente de todos a las chicas que antendias las mesas, cosas que no se bien.
Otra cosa, cuando yo ya había acabó mi platillo, me pidió que me parará por qué otra gente iba a entrar, siendo que mi familia aún no terminaba de comer, me lo pidió amablemente pero no me hizo bien ya que mi familia seguía comiendo.
La chica que atiende en la cocina, super linda y agradable. Los precios de la cocina son accesibles y no está mal la cómida.
Los sillones como siempre rotos.
La barra de terror , meten a más gente de la normal , es un total peligro...el calor es insoportable y el olor no se diga.
Dejan entrar a muchos chavitos reguetoneros que solo van a buscar pedos y a bailar según ellos🙄 slam golpeando a todos. No hay seguridad.
Ya no queda nada de lo que era antes .
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Un café y un ambiente fabulosos. Un auténtico café callejero clásico. Uno de los mejores cafés que he probado en la Ciudad de México y, sin duda, una de las experiencias más placenteras. El pastel de chocolate es rico y ligero.