
Una experiencia gastronómica desastrosa
Hace poco tuve la desgracia de cenar en Piacere. Si bien la ubicación es innegablemente pintoresca, el servicio fue atroz. Nuestro camarero mostró una sorprendente falta de profesionalismo y cortesía.
Desde el momento en que llegamos, nos encontramos con un comportamiento hosco y una renuencia a cumplir con las solicitudes básicas. Fueron necesarios varios intentos para obtener un menú, ya que parecía más interesado en evitar el contacto visual que en brindar servicio. Su actitud fue consistentemente grosera y desdeñosa.
Quizás lo más atroz fue su insistencia en dar una propina del 50%. Las propinas están destinadas a recompensar un servicio excepcional, no a compensar el mínimo indispensable. Su pobre desempeño estuvo muy lejos de merecer una gratificación tan generosa.
Si bien la comida era decente, era demasiado cara para la calidad. Parecía como si el restaurante estuviera capitalizando principalmente su ubicación frente a la playa, en lugar de ofrecer una buena relación calidad-precio.
En conclusión, desaconsejaría cenar en Piacere. El servicio deficiente y los precios exorbitantes lo convierten en una experiencia verdaderamente decepcionante.