Restaurante La Horma en Benito Juárez

Nuestra primera noche en Cancún incluyó una cena increíble en este lugar. El filete, el pescado y el postre estaban impecablemente preparados. ¡El servicio fue, sin duda, el mejor! ¡La vista era celestial!

Portofino en Dreams Sands Cancún – Cena elegante con un trago amargo al final ⭐️⭐️⭐️ (3/5) Anoche cenamos en Portofino, uno de los restaurantes de alta cocina de Dreams Sands Cancún, y en general, la experiencia empezó de maravilla. La comida, desde las ensaladas y los aperitivos hasta los platos principales y los postres, fue excelente. Cada platillo estaba bien preparado, sabroso y presentado con esmero. Para un resort todo incluido, un lugar como Portofino fue una verdadera mejora: una experiencia gastronómica de alta calidad incluida en la estancia. Nos sentaron en el comedor privado, lo que hizo que la velada fuera aún más especial. Normalmente no aceptan reservas, pero si estás dispuesto a comprar una botella de vino, a veces te permiten reservar una mesa y ese espacio privado. Nuestro camarero, Antonio, fue sin duda el mejor momento de la noche. Fue atento, profesional y se esmeró para que estuviéramos contentos. El ambiente era acogedor, pero la sala estaba bastante calurosa, e incluso a las 9 p. m. estaba sudando, algo poco recomendable para invitados ni para guardar vino. Eso me lleva al inconveniente. Originalmente pedimos una botella de vino de $200, pero nos dijeron que no estaba disponible. El gerente nos recomendó otra, diciendo que costaría lo mismo. Sin embargo, al final de la comida, la cuenta marcaba $250, y señaló el menú para justificarlo. No queríamos causar problemas, así que aceptamos pagar, pero mencionamos que el vino tenía un regusto ligeramente amargo, probablemente debido a que estaba guardado en la misma sala cálida donde cenábamos. Pensamos que ahí se acabaría todo. Pero a la mañana siguiente, al pagar, nos dijeron que teníamos dos facturas sin pagar: una de $150 y otra de $252 USD. Al parecer, nos estaban cobrando botellas que nunca pedimos ni bebimos. Llegamos tarde a la lanzadera que nos esperaba afuera, pero tuvimos que solucionarlo todo. Por suerte, después de hablar con el gerente del resort, eliminaron los cargos incorrectos, pero nos generó un estrés que podríamos haber evitado fácilmente. Si no fuera por la confusión con la facturación y la gestión del vino, esta habría sido una experiencia de 5 estrellas. Pero al final, son 3 estrellas: un equilibrio entre la magia que lograron... y los errores que siguieron.

La peor comida, no italiana, pero cualquier comida que haya probado, fuimos a las 5 cuando volvieron a abrir, por lo que esperaba que fuera fresca, estaba fría, asquerosa y seca, ni siquiera me darían de comer esa basura.