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Una experiencia de cinco estrellas… si te gusta la insolación, la hipocresía y el foie gras con sabor a arrepentimiento.
Imagínate: 40 °C (sensación térmica de 1000), y la encantadora anfitriona me devuelve a la ola de calor porque me atreví a presentarme sin polo (era una camiseta carísima y de corte impecable, jajaja). Regreso empapada y sumisa, solo para encontrarme con un desfile de moda con hombros al descubierto, estampados florales desabrochados (como en Ace Ventura, gritando que soy una campesina de vacaciones) y cabezas rapadas brillando en el aire acondicionado que fallaba. Al parecer, la decencia es subjetiva.
¿Y la comida? Un misterio culinario. Ellos la llaman mediterránea, yo la llamo agresivamente mediocre. Pero bueno, si buscas una comida tan olvidable como inolvidable es el ambiente (por las razones equivocadas), has encontrado el lugar.