21/10/24
Lo bueno: la comida excelente, con detalles que la hacían saber diferente a lo que uno está acostumbrado, además de buenas porciones. Nuestras bebidas también excelentes, en el Americano se distinguía claramente un café bien extraído, y el Latte Lisa si bien dulce para mi gusto estaba hecho a la perfección.
Pensamos que era un lugar pequeño hasta que subimos a la parte de arriba. Nos sentamos en la mesa justo debajo de las escaleras, no lo recomiendo. Quien se sienta del lado de la entrada termina estorbando el paso.
Lo malo: el servicio. Hubo dos jóvenes que fueron muy amables, uno de ellos era nuestro barista que además fue muy atento y se preocupó porque nuestras bebidas fuesen de nuestro agrado, pero el resto eran fríos; el primer muchacho que nos dio las cartas nos atendió con mala cara, y mi madre me contó que cuando fue a la parte de arriba el personal (e incluso el resto de comensales) le hicieron mala cara también, al punto de que se encontró muy incómoda y no quiso volver a subir. Para mi, se siente como si fuese un lugar donde solo cierta gente es bienvenida. Solo por los dos muchachos le doy tres estrellas al servicio en lugar de una.
Siempre que salimos de un lugar nos preguntamos si volveríamos a ir. Han pasado semanas y para éste no nos hemos decidido. Queremos volver a probar la comida, pero la idea de revivir el mismo trato en general nos hace pensarlo dos veces.