Encontramos esta cafetería de pura casualidad caminando por ahí. Teníamos hambre y decidimos entrar. El lugar es muy pequeño pero muy acogedor. La persona que nos brindo el servicio, fue muy amable desde que nos recibió. La carta es basta y con muy buenos precios.
Tienen menú de desayuno que te ofrece jugo, plato fuerte y café por $120. El jugo fue de arándano, que aunque no era natural, estuvo muy rico. Pedos tacos dorados de pollo (4 piezas) con ensalada fresca. Muy crujientes y bien rellenos. El aderezo en la ensalada era suficiente y muy rico. El otro platillo fueron huevos montados sobre tortilla frita con jamón y queso en caldo de tomate acompañado de frijoles y totopos. Muuuy rico y basto.
Hornean sus propios pasteles, pan y galletas por lo que todo esta fresco. Pedimos un strudell de manzana qué estaba realmente delicioso por lo que no pudimos resistirnos de llevarnos a casa una tarta de zarzamora, una rebanada de pastel de elote y pay de queso. No podemos decir cuál nos gustó más 😋
Sin duda regresaremos por más! 🍴