Llegamos a desayunar por error a este lugar, veníamos manejando rumbo a Tijuana y buscábamos un café, cuando vimos este restaurante, por fuera con una bonita cara.
Cuando entramos nos sorprendió sus instalaciones y su concepto de botella de vino y mermeladas en el área del comedor.
Pareciera un lugar en el valle de Guadalupe como hay muchos...
Los precios francamente me parecieron un poco altos para la zona pero ya estábamos ahí.. así que cada quien pidió su platillo.
La magia inicio cuando de la cocina se veía una Chef con su filipina muy bien portada, los aromas iniciaron a Salir y a provocar más hambre.
El momento de servir llegó, y fue en verdad EXCELENTE 👋👋 La presentación de los platillos, la cantidad, EL SABOR fue simplemente Wooow súper recomendable y hasta me atrevo a decir que se volvió un lugar al que volveré a Camalú solo a volver a comer ahí.