
Pésima experiencia con el servicio. Al inicio, la chica que nos atendió fue amable, pero parecía no estar completamente en sus cinco sentidos; de hecho, sospechamos que podría estar bajo los efectos de alguna sustancia. Las bebidas eran decepcionantes, especialmente el whisky en las rocas, que estaba absurdamente rebajado.
Lo pasamos bien en el billar, pero al momento de pedir la cuenta, el trato que recibimos fue simplemente inaceptable. La camarera que nos atendió fue extremadamente grosera y con una actitud insoportable, como si nos estuviera haciendo un favor en vez de hacer su trabajo. En lugar de entregarnos el ticket o explicarnos la cuenta, nos escupió la cantidad de mala gana, sin el más mínimo interés en darnos un buen servicio. Cuando pedimos el desglose, nos lo tiró de mala manera, con una expresión de fastidio absoluto, como si le molestara que quisiéramos saber por qué estábamos pagando.
Cuando intentamos hacer cuentas porque no nos cuadraban los números, su actitud agresiva solo empeoró. Nos habló con un tono cortante y prepotente, prácticamente exigiéndonos que pagáramos sin cuestionar nada. Y lo peor: se negó rotundamente a dividir la cuenta, algo que jamás se nos preguntó al inicio. En lugar de buscar una solución o ser mínimamente profesional, nos trató con desprecio, presionándonos hasta hacernos sentir completamente incómodos.
Nos fuimos con una sensación de fraude y maltrato, y al revisar después, efectivamente parecía que nos habían cobrado de más. Es una pena porque el lugar en sí es bueno. Ya habíamos ido antes y la experiencia fue completamente distinta con otro personal, que era amable y preparaba buenas bebidas. Definitivamente no volvemos mientras sigan teniendo este tipo de servicio nefasto.