No me encantó. La comida, normal, nada sobresaliente y menos el horrendo pan francés! y el café tibio.
Pero mi opinión está enfocada al espacio en sí. La sensación qué dan el mosquero y el calorón no dejan disfrutar la vista ya que hay que estar espantando las moscas de los alimentos. Los empleados se esfuerzan por ser amables y está bien pero más bien deberían ser más eficientes ya que el servicio es muy, muy, muy tardado.
Para los precios, podrían muy bien cerrar el espacio con vidrios y poner aire acondicionado.