
Llevo, al menos, dos meses comiendo en este establecimiento y puedo decir que el servicio es deplorable. Las dos mujeres que son meseras, una joven y otra mayor, se estresan en cuanto tienen demanda de pedidos. Uno entiende que el servicio puede ser lento por esto, pero no es motivo para que ellas te pongan cara o te griten por no poder atenderte. Yo, junto con un acompañante, sufrimos esto; incluso, cuando pedíamos la comida llevar, la señora mayor nos regañó por no tenerle paciencia para ordenar. Asimismo, si les ayudas a levantar la mesa para que no haya tanto desorden al recoger, te reclaman que no puedes juntar unos trastes con otros porque estos se ensucian. Pésima atención en esto y, para la finta que tiene el restaurante, uno esperaría más atención en lo que hacen y en su comportamiento. Igual con nosotros ya la tienen en contra, pero no por eso negaré mi reseña en esta sección de comentarios.