Llegamos al lugar y aunque había mesas ocupadas, nos asignaron una mesa junto al baño. Solicité un cambio de mesa, que se realizó cuando otra mesa se desocupó.
El lugar es pequeño y se vació rápidamente después de que nos tomaron la orden. Sin embargo, hubo un retraso significativo en la entrega de la comida. La entrada (quesadillas, coctel y tostada) tardó 30 minutos en llegar, mientras que los pescaditos con papas tardaron 45 minutos. Decidimos no pedir nada más debido a la incertidumbre sobre los tiempos de entrega. Afortunadamente, la comida tenía un sabor aceptable.
El ambiente es bastante básico. Había un televisor prendido con un volumen casi inaudible, pero no había música ni nada que hiciera más agradable el tiempo que estuvimos allí.
La atención al cliente fue amable, pero no muy atenta. La mesera solo se acercó a nuestra mesa para tomar la orden y para llevar los platillos. El resto del tiempo estuvo en la cocina, por lo que no estaba disponible.