
¡Una joya con auténtico sabor casero y servicio de primera!
Encontré este lugar buscando un buen desayuno y superó todas mis expectativas. Desde que llegamos, el trato fue increíble; el personal es súper amable y el servicio es rápido y atento, lo que hace la experiencia aún más agradable.
Pedí los chilaquiles verdes con bistec y estaban espectaculares: los totopos se mantenían crujientes bañados en una salsa verde deliciosa, con el picor perfecto, queso fresco y crema. ¡Una porción muy generosa!
Para acompañar, el café de olla es una maravilla, con ese saborcito tradicional a piloncillo y canela que te hace sentir como en casa. También probamos un tamal que estaba esponjoso y muy bien relleno.
Me encantó ver que además de los platillos tradicionales mexicanos como el atole, también ofrecen waffles, lo que lo hace una opción perfecta para ir con amigos o familia con diferentes antojos. El ambiente es muy agradable y, como ya mencioné, el servicio es excelente. ¡Definitivamente se ha convertido en uno de mis lugares favoritos y lo recomiendo totalmente!