Bocoles con alma: Doña Vicky, la reina del comal 🫓👑
No esperes un restaurante con manteles largos ni cocina molecular. Aquí se viene a lo que se viene: a comer bocoles con corazón.
Los de Doña Vicky no son perfectos… ¡pero qué sabrosos son! Cada bocado trae ese sabor casero, de los que te hacen recordar a la abuela (si tu abuela cocinaba rico, claro).
Los guisos, sin pretensiones, cumplen con gusto y sazón. ¿Un 10 gourmet? Tal vez no. ¿Un 8.5 para el paladar exigente? Sí. ¿Un 10 rotundo para el que quiere comer bien y sin rodeos? Definitivamente.
Ahora, ojo: Doña Vicky está sola contra el mundo. Atiende, cobra, cocina y aún así no pierde la sonrisa. El lugar se llena y los pedidos pueden tardar de 25 a 40 minutos, pero eso solo confirma lo que todos saben: los bocoles valen la espera.
¿Mi consejo? Llega con paciencia y hambre real.
¿Mi única queja? Las de harina no son su fuerte; se quedan algo crudas, pero con los de maíz... ¡pfff! Se entiende por qué el lugar siempre está lleno.
Doña Vicky no hace magia, hace bocoles... y eso, créanme, es mucho mejor.