El lugar es sencillo con un toque rústico, al descubierto, por lo que cuando hace calor es agradable, pero en tiempo de frío no tanto, obviamente. El servicio es regular en cuestión de tiempo, pero sería de mejorar la cuestión de calidez, al ser más atentos, amables, al menos una sonrisa de vez en cuando, porque en ocasiones parece que ellos están en su rollo y hay que atender al que llegó. Al menos esa impresión da. Las pizzas, depende la expectativa que uno lleve, pero definitivamente están un poquito pasaditas de condimento las Margherita, otras, así van, según la idea del cocinero imagino. El precio es alto para la calidad, ya que no tiene queso mozzarella real, no entiendo qué hace el orégano ahí en la pizza Margherita (que es la clásica y punto de comparación con las pizzas italianas) además en pedazos grandes que a veces es incómodo al comer. Ni el tomate cherry que le da acidez a la pizza, un poco espesa la salda haciendola cargada.
Pero aún así no es tan mala como en otros lugares, para quitarse el antojo está bien. El resto está simplemente bien. Y que quizá deberían ampliar el horario hasta las once.