
¡UNA EXPERIENCIA CINCO ESTRELLAS… EN EL INFIERNO!
Si tienen la oportunidad de ir, mejor rompan su dinero en pedacitos, rómpanse una pata o hagan cualquier otra cosa más productiva, porque este lugar es una obra maestra del mal servicio y la estafa descarada.
Para empezar, la comida es una joya… si disfrutas pagar de más por algo que podrías hacer mejor en tu casa con los ojos cerrados. Pero si prefieres algo rico de verdad, camina unas cuadras hasta la Cenaduría Hilda y verás lo que es comer sin sentir que te están robando a mano armada.
Ahora, el servicio. Oh, el servicio… una experiencia única, irrepetible, ideal para quienes disfrutan ser ignorados, esperar eternamente y ver a los meseros cantar y platicar entre ellos en lugar de hacer su trabajo. ¡Un verdadero espectáculo! Quién diría que además de meseros, eran artistas del entretenimiento. Lástima que de atender clientes no sepan ni madres.
Y aquí viene lo mejor: ¿Sabías que en este lugar la tostada es un lujo? Sí, sí, así como lo oyes. Si pides un pozole, te lo sirven solito, como si fuera sopa de hospital, porque las tostadas te las COBRAN aparte. ¡Qué detallazo! Nada dice “somos unos miserables” como cobrarte aparte una tostada cuando ya pagaste $70 pesotes por un pozole más chico que su vergüenza. Yo digo que mejor cobren por el aire que respiramos ahí, ya de una vez.
Así que si lo que buscas es un lugar donde te roben con elegancia, te ignoren con estilo y te sirvan con una lentitud que haría llorar a un caracol, este es tu lugar ideal. Pero si prefieres comer bien, que te traten con respeto y no sentirte estafado, entonces huye y no mires atrás.
Adjunto foto del ticket, porque ni aunque lo viera escrito en piedra me creería esta jalada.
Espero la reparación del daño o mínimo un premio por haber sobrevivido a esta experiencia.